Hace ya unos años y a la luz de la aventura de iniciar mi propia empresa, caí en la sana tentación de rebuscar el tipo de liderazgo que yo ejercía y esto, muy a propósito del libro "los próximos treinta años" del MBA. González Alorda, quién invita a buscar al "maestro inspirador" que nos guíe en esta vorágine del siglo que vivimos. Cabe recalcar que lo hacía porque reconozco que no soy tan bueno en el tema y necesito mejorar muchísimo.
Recordé que en algún seminario de liderazgo estudiantil que cursé durante la universidad, uno de los expositores concluía que el tipo de jefatura que vayamos a ejercer cuando nos corresponda ese puesto en alguna empresa, será el modo de liderazgo que aprendimos de los jefes que hemos tenido, y esto último, me permitió llegar a las siguientes conclusiones en aquel entonces (poco alentadoras pero denme un chance y lean hasta el final):
1-Me había encontrado con los jefes en los que no quería convertirme y salvo la universidad en dónde sí fui yo quien escogió al tutor de tesis; nunca me había tomado el tiempo para escoger al jefe que quería tener. Finalmente todos habían sido buenos en algo pero no en lo que yo necesitaba para mi vida profesional.
2-Salvo algunas excepciones, ninguno había sido un jefe inspirador y su liderazgo no había sido más que el cumplir sus funciones sin pensar en cuáles son las cosas más importantes para los que les rodean y cuáles son las prioridades de sus colaboradores. De hecho, desde siempre he vivido en una pirámide organizacional más que en un liderazgo horizontal.
3-Los mandos medios cercanos a mi, son millenials (como yo) con analfabetismo emocional y con deseos de llegar a puestos de jefatura motivados por la escala salarial más que por el reto que esto implica (lo del salario mayor no es malo, pero no debería ser la motivación más importante).
4-Me frustraba saber que no podía encontrar ni a una sola persona o docente universitario o al menos algún compañero de trabajo que pudiera ser el modelo de liderazgo al que ahora aspiro llegar y que con su ejemplo, yo pudiera haberlo aprendido.
5-Las cualidades que tengo y que me acercan al liderazgo que anhelo, han sido aprendidas por prueba y error, producto de que veo los defectos de mis superiores y esto se convierte en un afán de no repetirlos en mi realidad inmediata pero a ratos se me olvida y cometo más errores que esos superiores.
Ahora bien, dándole un poco más de sustento a mis ideas de esos años cuando solo era un empleado; Jim Collins logró identificar en un estudio realizado a lo largo de 40 años, el tipo de liderazgo que se ejecutaba dentro de 1435 empresas; y solamente 11 empresas lograron llegar al nivel 5 de liderazgo (ver figura a continuación).
Es decir, solo 11 jefes lograron crear grandeza en la empresa con una sugerente combinación de firme determinación profesional y de humildad personal. La gran mayoría no pasaban de ser solamente buenos gestores de los procesos que tenían a cargo. Algo que me ha dado mucho de qué pensar, sobre todo en el ámbito universitario y público en el que me ha tocado trabajar.
Buscando por Google y en el libro del MBA. González, he encontrado las características que algunos subalternos, han ofrecido sobre sus jefes, a los cuáles consideran inspiradores o nivel 5 de liderazgo de Collins:
1-Mi jefe es un profesional excelente con una experiencia y un reconocimiento internacional difíciles de alcanzar por cualquiera.
2-Mi jefe es cercano y con un deseo vocacional de ayudar a los demás y a sus colaboradores también. De hecho, ni lo notamos pero se entera de todo lo que nos pasa y es un amigo cercano.
3-Mi jefe es un trabajador infatigable pero que pelea por dedicar tiempo de calidad a su familia.
4-Es un maestro que rechaza la autosuficiencia y quiere seguir aprendiendo.
5-Mi jefe sabe que debe ofrecer respuestas y cumplir con indicadores de gestión pero para que esto salga excelente, ella sabe que debe potenciar nuestras cualidades y fortalecer nuestras debilidades y aprovechar nuestras destrezas.
6-En mi empresa he contratado más mujeres que hombres, porque las mujeres tienen la capacidad de estar más atentas de las necesidades de los demás, tienen ese don natural de no pensar tanto en ellas, sino en sus hijos, familia, esposo y eso las predispone para que en la empresa hagan lo mismo.
7-Mi jefe ha procurado que todos seamos mejor que él.
Hoy se vuelve, entonces para mi, un propósito firme el conseguirme un maestro inspirador, que me ayude a pulir las cosas buenas que tengo y a mejorar significativamente mis debilidades. Alguien independiente de mi ambiente de trabajo, que no trabaje en mi misma empresa y que me arrastre con su ejemplo inspirador.
Las empresas, también las públicas, necesitan una transformación exponencial que les devuelva la mirada hacia la persona humana que se convierte en su colaborador o su cliente, que sepa que los más valioso que tiene es la gente que compone la empresa y que esta gente, tiene que salir siendo mejor cada día de su puesto de trabajo y si no es así, que sepa que aquella organización está destinada al fracaso.
Tengo claro el tipo jefe que no quiero ser, me toca ahora buscar ese liderazgo inspirador que me ayude a ser el jefe que sí quiero ser en mi empresa.
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