Siempre me dieron ganas de transformar a mi entorno, mi colegio, mi familia, mi casa y hasta a mi universidad.
Pensaba que el cambio se gestaba desde afuera, me explico: con la organización de actividades que despertaran la pasión y el interés de la gente que me rodea y esto con la única finalidad de hacer que las cosas pasen, que las cosas se den, que las organizaciones respondieran positivamente al cambio (ojalá radical), que proponían los expositores; todos de gran calibre intelectual y humano.
Esa "estrategia", que además me ha deparado much@s detractores de mis ideas, entre ellos colegas de trabajo, gente con la que se trabaja hombro a hombro; también me ha llevado a evolucionar, me ha llevado a descifrar que el verdadero cambio se gesta desde adentro, desde la misma esencia de cada uno.
Un graffiti de mi colegio decía: el que quiera mover al mundo, que se mueva primero. Un santo contemporáneo indicaba:
Bendita perseverancia la del borrico de la noria! -Siempre al mismo paso. Siempre las mismas vueltas. - Un día y otro: todos iguales.
Sin eso, no habría madurez en los frutos, ni lozanía en el huerto, ni tendría aromas el jardín....
Y hoy más que nunca sé que los cambios se gestan desde adentro y esos cambios radicales se dan dentro de los más profundo del ser mismo, de manera que, luego de la lucha interior por ser mejor, un espíritu deportivo y una buena sonrisa son ese catalítico y conductor del cambio.
Bendita perseverancia la del borrico de la noria! -Siempre al mismo paso. Siempre las mismas vueltas. - Un día y otro: todos iguales.
Sin eso, no habría madurez en los frutos, ni lozanía en el huerto, ni tendría aromas el jardín....
Y hoy más que nunca sé que los cambios se gestan desde adentro y esos cambios radicales se dan dentro de los más profundo del ser mismo, de manera que, luego de la lucha interior por ser mejor, un espíritu deportivo y una buena sonrisa son ese catalítico y conductor del cambio.