La era progresista, esa que ha malentendido la naturaleza propia de lo humano y lo divino, lleva años impregnando de su olor molesto y particular a las realidades más elementales de la sociedad actual.
Las ideologías, muy propias de nuestros tiempos, tienen la ventaja de ser como las cucarachas: se meten en cualquier rendija. Se caracterizan por disminuir las realidades más honestas a minúsculas explicaciones tan convincentes que terminan convenciendo hasta al más ignorante.
En una sociedad, llena de hombres y de mujeres, en dónde se ha banalizado la institución más importante, como es la familia, de uno y una y para siempre, se corre el riesgo de irse alejando poco a poco de esa verdad tangible y perenne en todo lo humano: la vida, la familia, la ciencia, la educación, etc y de Dios.
Se presenta la ideología de género, como la falacia intelectual que es; como la adalid del progresismo en muchos sitios del mundo y Costa Rica no se aleja de esa ola. Esa ola ha sido introducida sistemáticamente por la agrupación política: Acción Ciudadana que en los últimos años ha gobernado Costa Rica y seguro estoy que si el PAC no la hubiera tomado como bandera de pseudoprogresismo, la hubiera tomado cualquier otro partido político y pienso eso porque la era de la izquierda y la derecha, ya pasó, y precisamente la ideología de género la defienden gente de derecha y gente de izquierda, de modo que este fenómeno ideológico-político, al no vender un modelo de estado o un modelo financiero sino un modelo de ser humano, se está convirtiendo, nuevamente, en un sistema político que se mete a legislar en los temas propios de la libertad de cada uno... se vuelve a meter el estado en la cama de las familias, de los ciudadanos.
La ideología de género no trata de manera honesta sobre las realidades de los lobbies LGTBI, trata sobre la imposición sistemática de un modelo de ser humano. Ese ser humano, en su esencia más elemental como lo es su sexualidad, puede considerar (dentro de los planteamientos de género), que su anatomía y genética no le dice mucho sobre lo que realmente es, pues el factor cultural es el que más influye en como esa persona autopercibe su sexualidad y además no es algo fijo, una vez lo haya descubierto, es algo cambiante al son de las percepciones interiores de cada uno. Y bueno, esto último de seguro le pasaba a varias personas antes de la promoción activa de la ideología de género por el gobierno y sus ONGs satélites, pero ocurría en el ámbito de la libertad de cada persona y no como una imposición ideológica promovida por el gobierno de turno.
Ese cuento ideológico, ha sido introducido y promovido por organizaciones muy respetables, que han sabido ceder a las ideologías de organismos o personas con mucha influencia política y económica en el mundo. Esas organizaciones en principio, promotoras de los derechos humanos, se han ideologizado al punto de querer influir en todos los países que todavía ponen resistencia a las políticas absurdas de la ideología de género; por cierto, Costa Rica esta en ese estire y encoge con el famoso Pacto de San José y la CIDH.
Estos primeros párrafos que nos ponen en un contexto poco alentador puesto que un estado que se mete en la intimidad humana, es algo ya deporsí muy malo, son también el motivo de establecer una serie de retos para la familia que tiene la intuición de que la ideología de género no es precisamente algo muy sano para la sociedad.
Si ud es padre de familia y comparte conmigo esa convicción o al menos, tiene la intuición de la ideología de género no huele bien para el modelo de vida que ud quiere para sus hijos, estos retos pueden ser el comienzo de un nuevo modo de hacer las cosas:
1-Ser los mayores promotores de una vida que lucha por ser coherente con las virtudes y valores más fundamentales. Yo sugeriría, empezar por mejorar la virtud de la castidad y la fidelidad matrimonial y no tener miedo a ser ejemplo de vida para los hijos y los vecinos.
2-Convertirse en expertos en sexualidad y afectividad, entendidas como las ciencias humanas que nos enseñan el camino ordenado de entender las pasiones.
3-Conocer más de los principios fundamentales de la existencia de un Dios creador del mundo.
4-Tener la valentía de cuestionar todo lo que tenga que ver con la promoción activa de la ideología de género y no quedarse en el sentimentalismo superficial.
Sé que hay más retos posibles pero mis situaciones particulares y las experiencias y desórdenes de vida que he notado en el ambiente de mi trabajo, me llevan a tener estos más presentes.