lunes, 4 de febrero de 2019

Lo mejor de Vidal es su poesía a la Vida.



Me he imaginado todo el día, qué pasaría por la mente y el corazón de los padres de Jesús Vidal el día de ayer, mientras su hijo recibía un premio (no cualquiera), por su buen papel escénico en la película Campeones (Javier Fesser).

Me lo he imaginado en algo tan vívido que quiero dejarlo plasmado en estas ideas puntuales, y creo que el corazón me delata porque soy padre de familia, que ama apasionadamente a sus 5 hijos:

1-Si los padres, a la luz de la agenda abortista española, se propusieron en su momento, practicarse el aborto, justificados por la causal relacionada a que la mujer puede abortar si su hijo viene con alguna discapacidad; hoy se hubiesen perdido del mayor logro de Jesús Vidal: el verlo feliz, feliz plenamente, por hacer lo que le gusta, por vivir en el arte, lo que mueve su corazón... ah sí, y como consecuencia, el Premio Goya.

2-Si los padres, radicalmente opuestos a la agenda abortista, decidieron dejar que la vida de Jesús, se desarrollara plenamente en el seno de su familia numerosa (son 4 hijos), estarán hoy agradecidos de haber dicho que sí a la vida.

Y me quedo por ahora con esta parte 2, que habla bien de las cosas buenas, que habla bien del valor intrínseco que cada ser humano tiene por ser HIJO DE DIOS y sin distinción alguna, formar parte de esta gran familia que es la raza humana.

La voz de Vidal es poesía que arrastra, que conmueve el alma, que enamora, que enorgullece, que bofetea la agenda abortista, también la de Costa Rica. La voz de Vidal es la mía y la de millones de seres humanos que cuidamos y promovemos el valor único e insustituible de la Vida.






martes, 15 de enero de 2019

De lo que se trata la vida.


      


      La libertad es quizás uno de los valores más importantes que los seres humanos tenemos. Esa libertad entendida a la luz del otro y que permite darse cuenta de cómo ser libre no pasa por el hecho simplista de “hacer lo que quiera” sino que pasa por cómo logro decidir por mi cuenta aquello que es bueno y de cómo logro encajar mi vida con el bien que existe en mi realidad humana más inmediata, y si se quiere, en la realidad sobrenatural y divina de Dios.

      Pues así siempre ha sido mi vida, una vida consciente de que debo hacer un recto uso de mi libertad para encontrar un camino feliz y provechoso, para dejar huella en este mundo. Pues con esa misma libertad, también he tomado decisiones que me hicieron llegar a un error o a una equivocación y que dejan una marca imborrable que nos acompaña con más facilidad que los estímulos positivos de haber conseguido una consecuencia positiva después de elegir con libertad.

      Y aunque en otrora, cuando era más joven y soltero, también había tomado malas decisiones; las que más me han marcado son las que alguna vez he tomado, estando ya casado y siendo padre de familia. Como aquella vez en la que, persiguiendo un sueño profesional, nos fuimos a vivir al extranjero, vendimos todo lo que teníamos y nos fuimos a la aventura de tratar hacer una carrera académica, dejando atrás la carrera profesional de mi esposa, quién en ese momento estaba a dos años de terminar su posgrado como médico. Ese periodo corto, nos vio regresar a Costa Rica, con dos hijos, sin trabajo y una carrera profesional truncada. 

      ¿Qué podía hacer con dos hijos pequeños, sin trabajo y sin muebles?, la necesidad me llevó a buscar nuevas oportunidades laborales y con algo de constancia, logré colocarme en un puesto de trabajo estable. No obstante, todavía aquella idea de querer alcanzar mi desarrollo académico y haber fallado en el intento, me hacía pensar que no era posible ese sueño.

       Con cierto guiño de complicidad contaré que mi esposa, con su temple y su lucha, logró reingresar al posgrado y terminarlo de manera satisfactoria y con 4 hijos en casa que esperaban a su mamá con una cara de satisfacción y alegría que jamás olvidaré pero tocó movernos una vez pues mi esposa tuvo que hacer servicio médico social en el Hospital de Ciudad Neyli y ante esa inminente situación, decidimos que nuevamente iba yo a dejar mi trabajo profesional y me encargaría del cuidado de los hijos, mientras ella se hacía cargo de sus funciones como médico: era ya la segunda vez.

        Llegar a tus 35 años y toparte con la decisión de alejarse del trabajo profesional para tomar labores del hogar parecía una decisión incorrecta, innecesaria, pero nuevamente, y haciendo uso de mi libertad, decidí asumir ese encargo del hogar con gallardía y con una sonrisa en la cara. Me convencí de que había que hablar bien de las cosas buenas, de lo positivo que hay en que un hombre se quede en casa con los niños, de la importancia del hombre en el hogar de familia y así, poco a poco fui descubriendo ese nuevo “trabajo profesional”, pues entre lavar ropa, preparar comidas, bañar a los más pequeños, etc, fui descubriendo que era bueno para aquello y que lo hacía con libertad y por amor.

         Durante este tiempo, mis hijos hicieron home-schooling conmigo y con la ayuda de las maestras de su escuela en San José, fuimos haciendo las tareas, los trabajos, la lectura, etc y lograron salir adelante, también, con mi papel de maestro.

         Hoy la noche me encuentra recordando estos últimos meses como un hombre en casa y no dejaré de acordarme sobre el perfil de red social en la que quise dejar plasmado, la aventura de tener a papá en casa y a mamá trabajando fuera del hogar de familia (@Hayunhombreencasa. Y dejaré la nota que un periódico local le dio a mi experiencia y a mi decisión de quedarme en casa con los chicos: https://adiariocr.com/educacion/el-hombre-se-queda-en-casa/

sábado, 15 de diciembre de 2018

La contradicción de los buenos.

La expresión de "la contradicción de los buenos", la escuché de un sacerdote muy santo que entre gente de su propia confianza, aprecio y cariño, había encontrado argumentos contrarios, a veces calumnias, a lo que su propia vocación sacerdotal le indicaba. Y aprendí, lo que él enseñó con su ejemplo, a perdonar y a olvidar esos detalles y a amar la libertad de las personas que pueden pensar lo que les dé la gana de lo que con nuestra libertad decidimos.

Recién recuerdo esa frase (vide supra), porque me pasa que en temas de fe, de vida matrimonial, de apertura a la vida, de estrategias para hablar bien de las cosas buenas como la vida en familia, la llegada de mi quinto hijo... me encuentro con situaciones algo parecidas a las descritas en el párrafo primero.

Y es cierto que cuando uno se plantea luchar por poner las propias fuerzas y la propia vida encaminadas a las enseñanzas de la Iglesia católica y del Evangelio, dirigidas en conocer a Jesucristo cada día más y a comprometer nuestra propia libertad con lo bueno, con el creador de todo; suelen salir las posturas en contra, las críticas, el chisme, el maltrato, las predisposiciones insanas... muchos actitudes que pueden opacar la buena relación y el cariño con los que nos rodean, por qué si recibes un maltrato de un "enemigo", pues es lo menos que te esperas de alguien que no te quiere, pero si es de tu propio ambiente familiar, te golpea más y sale a flor de piel el orgullo que reclama un poco de respeto y repito, sobre todo si te has planteado llevar esa lucha diaria de una vida cara a Dios y cara al mundo.

Pues, bien, pienso que aún en esas circunstancias, se puede aprender mucho y se puede poner en práctica aquello de poner la otra mejilla y perdonar cuando sea necesario, sin dejar de hablar de la belleza de la vida, de lo que es bueno, de lo que realmente atrae: reflejar con tus decisiones libres, la cara de Cristo que ama al mundo apasionadamente y que lo ha querido así desde siempre.



jueves, 22 de noviembre de 2018

Un nota de hace más de 10 años.

Me mueve el ejemplo de San Josemaría.
Mis padres son de Siquirres (Limón). Nacieron allí, fueron a la misma escuela, al mismo colegio y después de terminar el colegio se casaron. Por razones de trabajo hoy viven en Guápiles. Mi abuelo paterno fue   munícipe, y durante muchos años apoyó a los jóvenes deportistas de la zona y sus estudios. Dirigió durante varios años la selección de fútbol masculina del Colegio Agropecuario de Siquirres, la selección cantonal y de Juegos Nacionales.Aprendí mucho del espíritu  cívico y deportivo de mi abuelo.
Realicé mis estudios universitarios en la Facultad de Farmacia de la Universidad de Costa Rica (UCR) y recientemente realicé una pasantía en la Universidad Albert-Ludwig en Friburgo (Alemania) como parte de mi maestría en Química Orgánica.
Conocí el Opus Dei cuando al iniciar mis estudios universitarios viví en el Centro Universitario Miravalles, un centro que, entre otros programas desarrolla uno de residencia universitaria  para estudiantes que no viven en San José (Costa Rica). Allí, además de recibir las atenciones básicas de alimentación y vivienda, los que quieren pueden recibir una formación cristiana en un ambiente de familia, de comprensión y respeto, en donde también se aprende a convivir con gente de distintas culturas, pensamientos y gustos.
Conforme pasaban los años durante mi estadía en Miravalles, sabía que varios de los residentes, además de sus estudios universitarios y de la organización de las actividades propias de la residencia y de participar en actividades universitarias extracurriculares, se levantaban temprano para hacer un rato de oración y luego asistían a la Santa. Misa. Todo esto llamaba mi atención y me preguntaba: ¿Cómo es que nunca se les ve tristes?, ¿Cómo es que siempre tienen tiempo para ayudar a estudiar a otros y además sacar adelante sus responsabilidades universitarias?
Con el tiempo, cuando tenía 22 años –ahora tengo 24- gracias al ejemplo de varios de mis amigos pedí la admisión a la Obra como supernumerario y desde entonces mi vida ha tomado un rumbo distinto. La formación cristiana intensa, el tratar de ofrecer una amistad sincera a mis colegas de trabajo, el esfuerzo por servir a los demás desde mis estudios universitarios… en fin,  hago el intento de que el ideal de buscar a Dios a través de mis estudios y de mis ocupaciones ordinarias  marque el paso de mi día. Muchas cosas las hago pensando también en  la grandeza del matrimonio para prepararme mejor cuando llegue el momento de fundar un hogar.

Durante mi pasantía en la Universidad Albert-Ludwig (febrero-julio 2007),   un grupo interdisciplinario de varios estudiantes trabajamos en el desarrollo de ensayos “in vitro” con nuevos medicamentos de origen natural que sean efectivos contra algunas líneas celulares carcinogénicas. El trabajo en el laboratorio consistía en realizar una parte experimental y además, la revisión bibliográfica relacionada con el tema en estudio; eso hacía que gran parte del tiempo tenía que estar cerca del computador revisando artículos científicos. En tales actividades y gracias a las enseñanzas de San Josemaría, me he dado cuenta cómo en la investigación uno también puede contribuir a la sociedad y con un trato sencillo y una amistad verdadera se puede  ayudar positivamente en los compañeros de trabajo para que lleven a una vida cristiana coherente o por lo menos piensen más en los demás.
Tuve la oportunidad, mientras estudiaba en la universidad alemana,  también de estar más al día con lo que ocurría en muchas partes del mundo. Aproveché para leer documentos como la carta post-sinodal Sacramentum caritatis que el Santo Padre publicara hace ya algún tiempo. Recuerdo aún las conversaciones con mis amigos alemanes y algún croata sobre este tema.
También, recién llegado a Alemania conocí a un coreano que está haciendo sus estudios posdoctorales en esta misma universidad. El ver una estampa de San Josemaría que llevaba conmigo, dio pie para que me preguntara sobre la Obra. El había oído hablar  del Opus Dei  en su país pero sin llegar a tener una idea clara de lo que era. Como mediaba la barrera lingüística de por medio -no logro sostener conversaciones más que en castellano e inglés y él hablaba perfectamente coreano y alemán- le comenté que conocía un sacerdote que le podría explicar en alemán qué es el Opus Dei. Concertamos una reunión y mi amigo sacerdote nos atendió una tarde. Con naturalidad y sencillez, le explicó en pocas palabras al Dr. Park –así se llama mi amigo coreano-, el espíritu de la Obra. El Dr. Park me comentó después que había quedado muy contento con la conversación. Entramos a la página web de la Obra en coreano y en alemán para leer más sobre las labores y sobre San Josemaría. Le invité a un retiro.
De mi paso por el sur de Alemania aprendí  a valorar mucho más  mi fe. Hay muchas iglesias y además una devoción grande a la Virgen. Tuve la posibilidad de asistir diariamente a la Santa Misa. Noté la poca presencia de gente joven en la Misa diaria -también es así en Costa Rica-. Eso me ha llevado a rezar más por la recristianización de tantos lugares que van perdiendo su identidad cristiana y a hacer más apostolado. Por otro lado, me sorprendió en algunos de  mis amigos católicos alemanes, croatas, polacos y  coreanos,  lo bien que saben explicar y proponer las enseñanzas de la Iglesia, con mucha audacia y con sentido de pertenencia. Al regresar a Costa Rica he procurado seguir en contacto con ellos por e-mail.
Actualmente comienzo a   trabajar con  una entidad afiliada a la Universidad de Costa Rica, revisando patentes de medicamentos. Hace poco me reuní con un grupo de universitarios para comentarles de mi experiencia académica en Alemania y de mi viaje a Roma durante la Semana Santa pasada (2007) donde tuve la dicha de escuchar al Papa, de estar en una tertulia con el Prelado de la Obra y de rezar en la Iglesia Prelaticia del Opus Dei, donde reposa el cuerpo de San Josemaría. En el futuro espero seguir ahondando en la investigación contra el cancer para aliviar y traer esperanza a tantas personas aquejadas por este mal. Me mueve  el ejemplo de San Josemaría que siempre se ocupó de los enfermos y de los que sufren.

https://opusdei.org/es-cr/article/me-mueve-el-ejemplo-de-san-josemaria/

domingo, 11 de noviembre de 2018

Educar para la vida con suculentas.


Recién me encontré con una de las sobrinas de mi esposa, en casa de mi suegra (su abuelita), en horas en las que se suponía debería estar en la escuela. Iba yo a dejar a dos de mis cinco hijos para que pasaran el día con los "Titos" y su prima.

Me contaba mi suegra, que ella (la nieta), lleva ha casi dos meses sin ir a clases porque los maestros de las escuelas púbicas están en huelga y aunque quisiera hablar de eso en este momento, no lo voy a hacer y contaré lo que mi suegra me ha dicho, es su rutina con su nieta durante esas horas.

Me ha contado mi suegra, con cierto guiño de orgullo, que han establecido una rutina de siembra de plantas suculentas, y que le ha enseñado el oficio de sembrarlas y hacerlas que "peguen" y que se vean agradables a la vista y al gusto del cliente. Sí, del cliente. He escrito eso porque resulta que Elena las vende después de hacer el trabajo necesario para que queden bien presentables, bien bonitas, como le está enseñando su "Tita".

Y sin dejar de lado, el trabajo de los papás de Elena, que me consta es un esfuerzo heroico por dar lo mejor por sus hijas; he pensado que a pesar de esos días sin escuela, tal vez Elena está recibiendo desde el puchero de su Tita, la mejor y más trascendente lección del mundo.

Supongo que alguien pensará que esa herencia, esa enseñanza es la de cómo hacer un negocio y no trabajar para otros pero eso es solo una consecuencia de una lección mayor: la de hacer siempre bien las cosas, con perfección humana y si se quiere: cara a Dios.

Los niños son el futuro de un país que tiene crisis inmediatas de valores y virtudes. Bravo por los abuelos.




martes, 21 de agosto de 2018

Los retos de la familia moderna.

La era progresista, esa que ha malentendido la naturaleza propia de lo humano y lo divino, lleva años impregnando de su olor molesto y particular a las realidades más elementales de la sociedad actual.

Las ideologías, muy propias de nuestros tiempos, tienen la ventaja de ser como las cucarachas: se meten en cualquier rendija. Se caracterizan por disminuir las realidades más honestas a minúsculas explicaciones tan convincentes que terminan convenciendo hasta al más ignorante.

En una sociedad, llena de hombres y de mujeres, en dónde se ha banalizado la institución más importante, como es la familia, de uno y una y para siempre, se corre el riesgo de irse alejando poco a poco de esa verdad tangible y perenne en todo lo humano: la vida, la familia, la ciencia, la educación, etc y de Dios.

Se presenta la ideología de género, como la falacia intelectual que es; como la adalid del progresismo en muchos sitios del mundo y Costa Rica no se aleja de esa ola. Esa ola ha sido introducida sistemáticamente por la agrupación política: Acción Ciudadana que en los últimos años ha gobernado Costa Rica y seguro estoy que si el PAC no la hubiera tomado como bandera de pseudoprogresismo, la hubiera tomado cualquier otro partido político y pienso eso porque la era de la izquierda y la derecha, ya pasó, y precisamente la ideología de género la defienden gente de derecha y gente de izquierda, de modo que este fenómeno ideológico-político, al no vender un modelo de estado o un modelo financiero sino un modelo de ser humano, se está convirtiendo, nuevamente, en un sistema político que se mete a legislar en los temas propios de la libertad de cada uno... se vuelve a meter el estado en la cama de las familias, de los ciudadanos.

La ideología de género no trata de manera honesta sobre las realidades de los lobbies LGTBI, trata sobre la imposición sistemática de un modelo de ser humano. Ese ser humano, en su esencia más elemental como lo es su sexualidad, puede considerar (dentro de los planteamientos de género), que su anatomía y genética no le dice mucho sobre lo que realmente es, pues el factor cultural es el que más influye en como esa persona autopercibe su sexualidad y además no es algo fijo, una vez lo haya descubierto, es algo cambiante al son de las percepciones interiores de cada uno. Y bueno, esto último de seguro le pasaba a varias personas antes de la promoción activa de la ideología de género por el gobierno y sus ONGs satélites, pero ocurría en el ámbito de la libertad de cada persona y no como una imposición ideológica promovida por el gobierno de turno.

Ese cuento ideológico, ha sido introducido y promovido por organizaciones muy respetables, que han sabido ceder a las ideologías de organismos o personas con mucha influencia política y económica en el mundo. Esas organizaciones en principio, promotoras de los derechos humanos, se han ideologizado al punto de querer influir en todos los países que todavía ponen resistencia a las políticas absurdas de la ideología de género; por cierto, Costa Rica esta en ese estire y encoge con el famoso Pacto de San José y la CIDH.

Estos primeros párrafos que nos ponen en un contexto poco alentador puesto que un estado que se mete en la intimidad humana, es algo ya deporsí muy malo, son también el motivo de establecer una serie de retos para la familia que tiene la intuición de que la ideología de género no es precisamente algo muy sano para la sociedad.

Si ud es padre de familia y comparte conmigo esa convicción o al menos, tiene la intuición de la ideología de género no huele bien para el modelo de vida que ud quiere para sus hijos, estos retos pueden ser el comienzo de un nuevo modo de hacer las cosas:

1-Ser los mayores promotores de una vida que lucha por ser coherente con las virtudes y valores más fundamentales. Yo sugeriría, empezar por mejorar la virtud de la castidad y la fidelidad matrimonial y no tener miedo a ser ejemplo de vida para los hijos y los vecinos.

2-Convertirse en expertos en sexualidad y afectividad, entendidas como las ciencias humanas que nos enseñan el camino ordenado de entender las pasiones.

3-Conocer más de los principios fundamentales de la existencia de un Dios creador del mundo.

4-Tener la valentía de cuestionar todo lo que tenga que ver con la promoción activa de la ideología de género y no quedarse en el sentimentalismo superficial.

Sé que hay más retos posibles pero mis situaciones particulares y las experiencias y desórdenes de vida que he notado en el ambiente de mi trabajo, me llevan a tener estos más presentes.






A la Luna de dos años

  Que me inspiras la vida.  Hoy te he visto un segundo, una hora, un día completo. Hoy tengo el privilegio de cuidarte, de ser tu guardian, ...