viernes, 18 de noviembre de 2011

Si yo he vivido parao (Rubén Blades)

A ratos hay que estar en contracorriente, andar en dirección contraria a la que toman los demás; sobre todo cuando el ambiente en el que uno se encuentra es mejorable.

Y no es negligencia y no es que se sea un cabeza dura, es solo que a veces toca estar en contra a lo que por consenso (tácito o explícito), se cree que es lo correcto.

En esas circunstancias se viven procesos; uno de esos procesos es el que yo llamo "crecer para adentro": crecer en el silencio bien trabajado de la jornada, mientras se le demuestra al mundo que la vida es otra, que el camino es otro y que hay que recomenzar... pero en silencio.

Claro, a ratos hay que procurar estar mejor localizados en la "administración" del contexto en el que uno se desenvuelve... después vendrán las acciones más evidentes, vendrán las decisiones, vendrán los cambios drásticos necesarios para arrancar de raíz todo lo que no sirve, lo que no funciona, lo que es viejo.

Mientras... paciencia y mucho, mucho trabajo.


miércoles, 5 de enero de 2011

La razón de todas mis decisiones en la vida? el matrimonio

Confieso que todas mis decisiones en la vida, las que uno podría considerar como muy importantes y las que uno podría considerar como insignificantes, las he tomado en función de formar un hogar: uno con una y para siempre. Ha sido mi máxima desde siempre y responde a lo que El de Arriba me pide.

Desde mis 15 años y hasta la fecha ha sido así: la carrera universitaria que cursé, la maestría en la que estoy, el trabajo que tengo ahora, las tres veces en que pude irme a hacer un doctorado y no lo hice, las relaciones noviazgo con las que he terminado. Eso para apuntar solo algunas decisiones importantes.

En todo este tiempo, en dónde esa ha sido la máxima, me he dado cuenta de que conforme el ser humano va creciendo y los éxitos empiezan a llegar y cuando nos vamos introduciendo más y más en un mundo en donde el que vale es por lo que ha hecho, lo que ha logrado, ya sea en el plano económico o en los logros personales y/o profesionales; ese ideal de formar un hogar se va diluyendo o va tomando puestos de poca prioridad en la lista de “things to do” de las personas.

Aunque un hombre o una mujer hayan hecho de todo en su vida y se ganen la admiración de sus colegas y alguna que otra sonrisa y aplauso de sus padres; el tema del matrimonio podría verse solo como un medio para aumentar el poder adquisitivo de la familia o como un medio para no quedarse solo en el mundo o como un medio para disfrutar con la pareja lo sabroso de la vida o lo emocionante de preparar la boda o una manera de que la pirámide poblacional se equilibre un poco (hoy mueren más y nacen menos).

Creo que en una sociedad competitiva en la que existen tantas posibilidades de crecer desde el punto de vista profesional y económico, puede uno enfocar sus acciones y decisiones (de manera evidente o tácita, aveces sin querer y aduciendo ignorancia), en objetivos que no hacen más que sumarle a ese orgullo de haber alcanzado tanto en poco tiempo y de manera solitaria e independiente y nada más, hasta allí.

Entonces, me imagino que a la hora de escoger y valorar el tema del matrimonio (los que llegan a eso estos días, son cada vez menos y son de una edad avanzadita), las variables que hay que tomar en cuenta son tantas y todas tan importantes, que cuesta “un tanate” decidirse: el rol de trabajo, el salario tan bueno que tengo, los ahorros que tanto me costó reunir, mis padres que ya están mayores y tengo que darles todo lo que les debo, esa vida de soltero e independiente tan “deliciosa” y tan buena.

Muchas variables, todas buenas y bien justificadas, que fácilmente podemos dejar de lado el tema del matrimonio de una y uno para siempre.

Yo me siento orgulloso de mantener todavía esa MAXIMA que dije al inicio y me alegra saber que lo que he logrado con el esfuerzo personal e independiente, será para el provecho mío y el de mi familia. Claro!, quien que se apunte conmigo a este máxima, tendrá que tener claro esto o al menos dejarse convencer un poquito (no hay nada que se resista al amor verdadero), además de estar dispuesta a estar conmigo ayer, hoy, mañana, en febrero, mayo, setiembre... En cualquier momento de la historia. Que bien vale una locura, el amor.

Es tan corto el tiempo para amar en esta vida de ahora.

jueves, 17 de junio de 2010

María y las estrellas

Cada noche tomó la luna y la guardó en su bolsillo para armar un collar precioso y blanco. Cada luna la fue uniendo con el hilo de agua que había robado a una vieja bruja de las alturas. Cada pieza la colocó con tanto detalle y alegría que era posible quedarse admirado de la grandeza que significada aquel collar que más tarde colgaría en el cuello de la pequeña María.

María no llegaba ni a la altura de la mesa en donde tan delicado trabajo se realizaba y yo le insistía que dejara de tocar todo y es que la curiosidad de las chicas en esas edades es pan de cada día.

No podía concentrarse el paje para realizar su trabajo de buena manera, los ojos de aquella niña le robaban la atención, eran como de luna, a propósito del collar.

Y la pequeña no reconocía entre un collar de eternidad como el que le estaban haciendo y la felicidad de una caricia de su padre en sus mejillas, que por cierto aquello le hacía reír tanto que la niña nunca se olvidaría de que una sonrisa es la medicina de quién anda solito por la vida.

Gran sorpresa del paje cuando le pedí otro grupo de lunas y una buena cantidad de hilo de agua... Le expliqué que no solo María venía a completar la lista de princesas de mi casa y que ya una pequeña nueva se aparecía entre los espacios del amor de mi mujer y yo. Casi llora el paje de la emoción y María no dejaba de reirse, de verme, de juguetear, de tomar mis cachetes y estirarlos hasta el cielo.

Listo el collar- dijo el buen mozo-pero María no quizo el collar hasta que hubiera una mayor razón para colgarlo... La presencia de la otra princesita, enana que venía.

María ya no es tan chiquita pero todavía tiene aquel collar... collar que también la otra pequeña guardó en el cielo.

domingo, 6 de junio de 2010

Ayer fui niño (un cuento que inventé un día)

Y me escapé por la ventana más pequeña de la casa para que no me vieran y llegué hasta aquel lugar alto que veía todos los días desde el callejón viejo que quedaba escondido detrás del último rincón de tu casa.

Y dejé escrito en una piedra los dos nombres de un par de ángeles muy confisgados: Custodio y Antonio. A Custodio lo conozco desde hace ya tiempo, gran amigo de aventuras y una que otra loquera, y a Antonio apenas lo bauticé así un día de estos en el concierto de grillos y abejorros al que me invitó la niña de ojos lindos que ahora no encuentro.

Animo!-me dijo Antonio, - que sé donde se escondió: justo detrás de tu casa. Y en ese momento Custodio lo confesó todo, la había guardado ahí para que no se me perdiera y que fuera fácil localizarla. Había olvidado decirme, como es usual, este pequeño detalle. Y entre enojos y alegrías, le agradecí el gesto.

Después de mil vicisitudes para escribir los dos nombres de mis amigos, empecé a correr cuesta abajo para llegar hasta el escondite de esta niña que te cuento. Y no era broma, todavía estaba allí. Tenía frío, hambre, estaba muy sucia y preocupada. Lo cierto, es que le bastó tomar mi mano para que la paz y la claridad volvieran a ella, y me di cuenta que efectivamente sus ojos eran de un color espectacular, indescriptible, algo extraordinario y ahora el preocupado era yo, se me había grabado su mirada y ya no me iba a olvidar nunca de ella.

Custodio lavó sus manos y pies, Antonio preparó comida y se disculpó miles de veces pues él había sido nombrado ángel de la guarda de esta niña y nunca se había preocupado de cuidarla como debía... Ese día estaba saldando su cuenta con ella y le prometió no volver a dejarla sola. En mis adentros, deseaba yo que Dios me convirtiera en ángel, en su ángel para ser yo quien la cuidara siempre. Lo cierto es que Dios sabe lo que hace, jamás hubiera servido de ángel y como niño me la pasaba muy bien.

Listo!-dijo Custodio, y se refería a que la tarea de cuidarla y darle un segundo aliento, estaba cumplida. No pude dejar de verla, estaba muy linda. Tan niña como yo y tan linda como el cielo. Dejé que saliera por la pequeña ventana que me sirve de escape siempre. Ni mamá, ni papá se dieron cuenta. Y había robado dos jerberas blancas del jardín de abuela para ponerlas en su pelo. Claro, a como yo se las ponía, su carita se fue poniendo roja, como que tenía vergüenza. Que alegría verla tan feliz.

Y ayer cuando fui niño, grabé con mucho detalle su mirada, sus ojos y su rostro a la par de los nombres de mis dos amigos, en aquel lugar alto que veía todos los días desde el callejón viejo que quedaba escondido detrás del último rincón de tu casa. Y lo hice porque hoy que no soy tan niño, existe gran riesgo de que me olvide que querer a alguien con el corazón implica ser niño, muy niño, con una amplia dosis de ilusión para creer que los sueños existen y se vuelven realidad. Hoy antes de dormir, podré ver por la ventana y ver su rostro que todavía se sonroja cuando le pongo una jerbera en su cabello y podré ver sus ojos celestes que todavía hoy de viejo, no puedo olvidar.

Custodio me avisa que ya es hora de dormir. Antonio se fue con ella y de seguro la estará cuidando bien.

domingo, 16 de mayo de 2010

Recomenzar y recomenzar.

Un buen amigo sacerdote católico me contó que en temas de vida interior pues hay que comenzar y recomenzar y que, en la mayoría de casos, también en la vida ordinaria de cada uno, era usual que se empezara la tarea pero que a la primer escaramuza, empezara a ganar espacio el miedo, la inseguridad y las ganas de seguir con una vida horizontal.

Y bueno, creo que a todos nos pasa; algunas veces se cae, se pierde y como duele darse cuenta de los propios errores, de las propias incapacidades y virtudes que no tenemos. Así, el camino más fácil es obviar lo que pasa y no retomar la lucha porque lo bueno, como cuesta!.

Pasa que en los últimos días el camino ha estado cuesta arriba y por eso ando tan ocupado en estos temas.

Pienso también en los emprendedores que toman un concepto, producto o servicio y lo enmarcan en una idea de negocio y que posiblemente tenga un potencial interesante. Y es que la estadística dicta que una persona realmente pega una idea de negocio hasta que haya pasado por 5 intentos fallidos, ya a la sexta el asunto realmente camina.

5 intentos y esperarse hasta el sexto para que realmente el asunto se dé?. Que terrible!.

Que difícil entenderlo pero así son las cosas que realmente valen, duran en llegar y nos hacen llorar y nos dan dolores de cabeza y nos dejan ver lo poco que somos y lo poco que podemos algunas veces... que buena dosis de humildad se necesita para entender.

Y sin importar las dificultades actuales que suelen ser más por las incapacidades que detecto en mi persona, viene a mi cabeza la misma idea de mi amigo: hay que comenzar y recomenzar siempre, que vale la pena y para eso estamos acá: para luchar por un fin último y muy sobrenatural.



lunes, 10 de mayo de 2010

Cuando se acaba la vida, empieza otra.

Recién estuve presente en las últimas horas de vida de Abuela. Entré a su aposento justo cuando un tío la dejaba dormida, esto en el Hospital Max Peralta, Cartago. Y efectivamente, la señora respiraba bien pues hasta ronquidos y grandes bocanadas de aire daba.

Le fui contando poco a poco muchas cosas importantes de mi vida y que quizás en algún momento habíamos comentado: el trabajo, el amor, las decisiones de estudio en el extranjero... y una infinidad de cosas. Ella mantuvo el silencio, aunque de seguro me escuchaba.

Casi sin pensarlo, se fueron pasando las horas y ella no reaccionaba a mis llamados, ni a los de la enfermera. Queríamos darle un antipirético porque tenía la temperatura altísima, yo se la tomé varias veces y efectivamente, no bajaba.

Cuando realmente me empecé a preocupar, fue cuando sus signos vitales empezaron a disminuir de manera exagerada, la respiración y la frecuencia cardíaca se fueron al suelo y a pesar de ello, la cara de mi abuela y su gesto tan tranquilo, me llenaba de serenidad y de inmediato, pues llamé a su médico para que viniera a valorarla.

Todo se me nubló cuando el médico me dijo que sus pupilas no reaccionaban y que debía prepararme para lo peor. Empecé entonces a llamar a mis familiares, los cuales fueron llegando poco a poco y entre llantos y tristezas, nos fuimos despidiendo de Abuela Isabel.

Tengo que confesar que la gran tranquilidad que todavía yo tenía, a pesar de que Abuela se nos iba, proviene de ver la tranquilidad con la que ella se iba al cielo, sin muestra de dolor y era como si Dios se la llevara a un mejor lugar, a la felicidad eterna.

No me quedé quieto y busqué un sacerdote para que le diera los santos óleos, estoy super agradecido con el capellán del hospital, el cual más tarde me contó en confidencia que Abuela se había podido confesar, cosa que había dejado de hacer hace mucho tiempo... que docilidad la del alma cuando se ve ya cerca de su fin y que milagro el que Dios hizo en ella.

También rezamos una parte del Rosario y luego Abuela, pues murió, sus signos vitales indicaban lo peor.

Lloramos y es que la tristeza de perder a alguien tan importante es inexplicable.

Días más tarde he reflexionado un poco sobre varios temas, entre ellos, el de la familia y la fe católica. Y es que tengo que aceptar que de no haber entendido la muerte como me la enseñaron en mi casa, como el paso a la vida eterna, cerca de Dios, no hubiera entendido la muerte de abuela.

En el tema de la familia, pues no hay palabras para describir la felicidad que significa tener un hogar, un sitio, mi sitio en el mundo, en el hogar... Dios mío, que grande es la familia.

Claro, de todo esto no me queda nada más que también sacar algunos puntos concretos de lucha y buenos deseos:

1-Luchar a favor de la familia y promover actividades que reconozcan la importancia que esta tiene en la sociedad como centro de esta.

2-Tener una vida interior más intensa y más cara a Dios.

3-Llorar un poco por que mi abuela ya no esta, y es que falta me hizo.

Cuando una vida se acaba (la de mi abuela), empieza otra (la mía).



miércoles, 14 de abril de 2010

Sobre los disturbios en la UCR


Soy de los docentes de la UCR que se avergüenzan de la actitud de los estudiantes y otros docentes que se han manifestado con golpes y patadas en la casa de conocimiento más importante de este país.

Soy de los que sí hace valer los impuestos y el presupuesto que el gobierno costarricense da a las universidades públicas para docencia e investigación.

Soy de los que mañana también se levantará temprano para llegar al laboratorio a las 7 a.m. para empezar a trabajar hasta altas horas de la noche porque reconozco que la investigación no debe hacerse esperar... estoy acá para trabajar y no para pelear.

UCR casa de conocimiento e Institución Benemerita de la Patria, QUE TRISTE VER QUE TUS HIJOS SE COMPORTAN COMO REBELDES E IRRESPETUOSOS... yo no!


A la Luna de dos años

  Que me inspiras la vida.  Hoy te he visto un segundo, una hora, un día completo. Hoy tengo el privilegio de cuidarte, de ser tu guardian, ...